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Membrillo, receta de Otoño

membrillo, conserva para hacer en septiembreSi le preguntas a un carnicero por la carne más tierna, seguramente te responderá que es la carne del membrillo y es que este es un chascarrillo propio del gremio y chascarrillo o no, cierto es que el dulce de membrillo es uno de los must propios de Septiembre, por su sabor, dulzura, suavidad y firmeza. Y es esa firmeza la que le da el nombre de carne.

Esta planta proveniente del levante mediterráneo es una de las maravillas que nos regala la naturaleza, si tenéis un árbol en vuestro huerto como es mi caso, sabréis de lo que hablo, es una planta que aromatiza y un árbol precioso. Generoso a la hora de dar fruto, una suerte de peras doradas que son dignas de ver, pero no comer.

Y digo no comer porque algún amigo despistado muy de ciudad ha tratado alguna vez de hincarle el diente al aromático fruto encontrándose algo leñoso y nada apetecible en boca y es que el membrillo debe procesarse para sacar lo mejor que lleva dentro, toda una colección de vitaminas y minerales, además de un alto contenido en fibras y bajo aporte calórico que nos llevaremos por delante en cuanto nos pongamos a hacer de él un delicioso postre.

Preparar el dulce de membrillo es fácil, pero fácil de verdad, es tan sencillo como poner a hervir la fruta sin pelar como si de patatas se tratase, para conocer el punto de cocción lo mismo que las patatas, pincharemos con un palito y hasta que esté blandita la cosa.
En unos 35 minutos suelen estar listos en mi caso, ojo, yo los cuezo con su piel porque no me gusta que se desmonte en el hervido, sin embargo le suma un ligero amargor que no es santo de la devoción de muchos.
Una vez hervido se debe pelar y sacar la carne, veréis que su corazón es grande y pastoso, es cierto que tiene mucho desperdicio.
Dejaremos reposar la carne de la fruta un buen rato y que escurra; hecho esto, de nuevo a la cazuela con su equivalente de peso en azúcar. Dependiendo de la región hay zonas en las que se añade desde anises hasta una rama de canela, esto va al gusto, lo dicho, por cada cien gramos de membrillo cien de azúcar y a darle a la cuchara a fuego lento hasta qué integre.
Cuando la mezcla sea una, habrá adquirido un tono anaranjado, es el momento de agregar la pectina, bien sea en forma de pepitas de limón o las gotitas que se compran en el supermercado. El papel de la pectina es que cuaje, como inciso diré que mi padre usa agar agar con un reconocible éxito.
Tras 45 minutos cociendo a fuego medio bajo estará listo para ser metido a los moldes que servirán de reposo hasta que nos los comamos.
Bon apetit!

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